VIDEO, YO VEO, AHECHA

VIDEO, YO VEO,  AHECHA
Edición de Brumaria 10, Madrid 2008

2/9/08

VIDEO-CAMINATA CON GRACIELA TAQUINI


UN DEAMBULAR POR LA CALLES DEL CASCO ANTIGUO DE BARCELONA Y UN DIÁLOGO MEMORIOSO. LA CURADORA Y ARTISTA ARGENTINA REMEMORA LA TRAYECTORIA DEL VIDEOARTE EN SU PAÍS Y SU RELACIÓN CON EL PARAGUAY...

Por: Fernando Moure. Fotos: Petra Eicker 06-2008

Llegada de Buenos Aires a esta ciudad que conoce muy bien, nos citamos con Graciela Taquini para caminar y charlar entre las calles antiguas y mestizas del barrio del Raval. Nos propusimos también hacer un registro en video, una entrevista grabada entre callejones de piedra para hablar de videoarte y píxels.
Nos brindó una entrañable entrevista, teñida por la emoción de repetir amistad y lazos de trabajo, luego de años de su paso por Asunción, en ocasión del Festival Asuanima de 2004. Somos varios quienes nos alimentamos de su creativa labor como curadora, teórica, promotora y como artista, pues Graciela incluye habitualmente obras de videoarte paraguayas en sus proyectos.
Todo este ejercicio de memoria ambientado en el barrio de Raval, una mañana ruidosa y viva, entre risas de niños y el olor a comino saliendo de los bares de durums y pitas. Nuestro camino siguió por el MACBA, junto a la boca y los dientes de Vito Aconcci gritándonos, y concluye en un bar de tapas...

IDAS Y VUELTAS

¿Que te trajo otra vez a Barcelona, ya que habías vivido aquí en los ´70?
Casi cuarenta años después de haber vivido acá, vuelvo a Barcelona con los programas de videoarte de América Latina “Masamérica” y de Argentina “Morir por el video” que presento en espacios como CaixaForum y en el Festival Loop; también doy una charla en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Y presento obras mías de videoarte en Digital Media de Valencia y en Laboral de Gijón.

Eras una historiadora del arte y te fascinaban los tiempos de la Edad Media, te atraía el Románico y el Gótico...
En el ´71 yo obtuve una beca del Instituto de Cultura Hispánica y en ese momento era, en la Universidad de Bellas Artes de Buenos Aires, ayudante de Arte Medieval. En la Argentina no había estudios de ese tipo.
Vine en barco, tras un viaje largo, y me fascinó Barcelona. De aquí fui a Madrid, y como Madrid no era una ciudad medieval, y hubiera vivido en el Colegio Mayor Argentino y yo quería integrarme al ambiente español, decidí quedarme en Barcelona. Era un momento muy difícil, de cambios políticos, revueltas estudiantiles, complicado y de a ratos violento; había huelgas en la universidad constantemente. La gente hacía manifestaciones con el lema de esos años, que era Ni Franco, ni Rey ni Opus Dei. Tomé un curso de arte gótico y de arte bizantino, hice viajes visitando iglesias y claustros románicos del Ampurdán y Lleida y también al Rosellón, a la Cataluña francesa.

¿Cómo se da la transición hacia el arte contemporáneo después de estudiar el arte de los antiguos?
Comprendí varias cosas, que ahora parecen obvias, pero que son una cuestión de madurez. Una cosa es el Medioevo con sus maravillas y otra es ser un medievalista, que es ser como una especie de ratón de biblioteca, que debía saber griego y latín, yo ya tenía veintipico de años y esta especialidad no la sentía para mí. Además, entender que a mí me interesaba el arte de los vivos y no el de los muertos.
Y por otro lado, tampoco me parece tan raro, por ejemplo, el interés de Umberto Eco, con quien no me quiero comparar, pero él tiene un interés en estudios medievales y después se dedicó a temas contemporáneos. Por lo tanto mi tiempo en Barcelona fue una experiencia de conocer, viajar, no hice ninguna tesis; pero volví a Buenos Aires con la determinación de la no especialización en el arte medieval. Pero aún no tenía claro que me dedicaría al arte contemporáneo (mientras habla, llegamos a una plaza flanqueada por una iglesia románica del siglo XIV y enfrentada, la arquitectura minimalista y blanca del Museo de Arte Contemporáneo MACBA...Graciela me señala estos signos arquitectónicos como confrontando pasado y presente en su profesión…

¿Cómo integrás tu experiencia de estos años en Europa al volver a Buenos Aires? ¿Cómo es la escena vinculada al video y el cine arte en esos años?
Comencé a dictar clases de historia del arte, y como era my cinéfila, en algún momento, a través de unos estudios de documentalismo antropológico, empiezo a entender el audiovisual con una mayor conciencia del lenguaje. Entonces en el ´84 voy a trabajar al Centro Cultural San Martín, programando ciclos de cine, y la gente de allí me estimuló a investigar el videoarte. Imaginate que es el comienzo de la democracia, se acerca gente una camada de jóvenes que habían estudiado video y nuevos medios en Europa y EEUU como Carlos Trilnick. En el ´85 hago la primera muestra con trabajos que prácticamente yo no conocía del videoarte internacional, junto a algunos trabajos argentinos experimentales surgidos de la televisión. En el 88 viene un norteamericano a la Argentina a dictar el primer taller de videoarte, y es la primera vez que veo, aunque tardíamente, un video de Bill Viola. Se hacen trabajos o ejercicios como parte del taller, yo hago el trabajo en proceso Roles, el primer retrato en video del arte argentino, en formato U-Matic.
Por ese tiempo se funda el Centro Cultural de España de Buenos Aires, que se convierte en el templo del videoarte. Comienzan las relaciones con Europa, con su cooperación cultural y son especialmente los alemanes, los franceses y los españoles, quienes defendiendo la cultura audiovisual alternativa para enfrentarse al cine de Hollywood y a la masividad, incentivaron el video como una herramienta casi podríamos decir, anti-imperialista. Fueron estos países europeos social demócratas quienes contribuyeron a que se difundiera y expandiera el videoarte en nuestros países. El hecho de usar el video como herramienta que quiere decir “yo veo”, como un medio de expresión personal con un ojo y mirada propias y que, sin grandes equipos se opone a la televisión, a lo corporativo o la industria, significaba en esos tiempos una especie de melting pot, un revuelto que no se sabía bien lo que era en ese momento.

PLAY. PARAGUAY VIDEOARTE

¿Cual fue tu impresión de Paraguay, de nuestra escena de video y arte digital, si es que hubiese alguna, y que como sabes es muy pequeña? Conociste a artistas muy heterogéneos, hoy casi todos tienen hoy entre treinta y cuarenta años, algunos siguen creando...otros ya no volvieron a hacer nada más...
Un día me llama un paraguayo, que eras vos, que me invitaba a hacer una muestra en Asunción y yo propuse también hacer una Clínica. Para mí fue muy importante llegar por primera vez a Paraguay en el 2004, a mí que no me agrada mucho el calor además no sabía demasiado de la escena artística local. Ya me había comentado alguna cosa de los encantos de ustedes la artista Monica Millán.
Adoré Asunción, cuando llegué al Gran Hotel del Paraguay, ese lugar maravilloso con jardines y animales, con esos salones pintados en los techos. La muestra Asuanima en el Centro Cultural de España me asombró por la voluntad antológica, la variedad, la instalación en el espacio inscribiendo el videoarte paraguayo. No era una muestra pobre.
Y lo que yo noté en la Clínica de Videocreación es que los artistas paraguayos sabían perfectamente y practicaban el arte contemporáneo. Estaban sumamente informados y ya habían participaban de bienales y muestras internacionales. Me impactó la información y el nivel. No eran periféricos absolutos. Yo inclusive, la artista de clase media argentina, no tengo las posibilidades de asistir a estos eventos como espectadora ni como artista.
Sin embargo, en los videos de la Clínica y de la muestra Asuanima noté una cierta ausencia temática de preocupaciones acerca del país en el que estaban inmersos y estaban creando, pues las obras que vi eran muy universales, también muy abiertas. Que más...ser recibida y acompañada por varios artistas, críticos, conocer el Centro Cultural de España, el Museo del Barro, la cena en casa de Ticio Escobar... También conocí a Fredi Casco, muy activo en la promoción del videoarte de Paraguay, y que participó como ponente de la Muestra Euroamericana de Video y Arte digital que organizo Jorge la Ferla, en el 2006.
Quería decirte que me llamó la atención que el primer hecho videoartístico conservado en Argentina, de Margarita Paksa (1978), es de una toma de sí misma en la que muestra caminando...y el primer video paraguayo es de 1984, de Margarita Morselli, también un autorretrato pero ascendiendo. La Margarita argentina camina en el mismo lugar, la Margarita paraguaya sube...Se tienen que conocer, sería interesante hacerles una nota y que se conozcan...

¿Cómo seguís conectada al Paraguay, y qué te interesa de la creación surgida en los últimos años?
Para ARTEBA 2006 (Feria de Arte de Buenos Aires), Gabriela Zuccolillo y Bettina Brizuela seleccionaron videos diversos, ahí conocí el trabajo de Daniel Milessi, el del videojuego que hace una referencia política crítica, desde una crónica de la conquista de América del Sur. El año pasado, en el programa Ahecha / Yo veo, curado por Fredi Casco y por vos para la muestra Resplandores en el Centro Cultural Recoleta de Bs. As (2007), conozco la obra de Erika Meza y Javier López: los siento como una gran promesa del videoarte paraguayo. Las performances que hacen en directo con la desconstrucción de estructuras de pensamientos intelectuales profundos, logrados sin folklorismos y en guaraní son impactantes. Me encantan los videos del vendedor de biblias en un ómnibus (El campo del dolor), o la arenga de la artista en un mercado (11 de septiembre).
El video Celeste de Valentina Serrati, una artista paraguaya formada en Chile, me sorprendió en la Bienal de Video y Nuevo Medios de Santiago el año pasado por su inteligencia y poesía. En un jurado conformado por Isabel Pérez de Arce del Centro Cultural La Moneda, del director del Museo de Arte Contemporáneo Francisco Bruñoli y yo otorgamos a Celeste el segundo premio del concurso Juan Downey.
Estamos esperando el video de Gabriela Zuccolillo que está realizando en Barcelona ahora en 2008, y sobre el que me ha contado seria un paralelo entre el Paraguay y la Cataluña bilingües.
Paz Encina, discípula directa de Jorge La Ferla con quien estudió en Bs As, me parece un caso importante por su compromiso de identidad, y también un presagio que el largometraje Hamaca paraguaya provenga justamente de una videoinstalación hecha en 1999.

GRATA, LA TÍA DEL VIDEO ARGENTINO Y SUDAMERICANO

En el 2003 vine a Barcelona para hacer una muestra de arte contemporáneo de Paraguay, y conocí al fotógrafo Raúl Flores, que tenía una galería en el barrio del Raval llamada Doque. Asistí a dos muestras interesantísimas que organizó Raúl: una del artista paulista Albano Afonso, y una de video, curada por Graciela Taquini, y que llevaba por título “Aurora del Video argentino”.
Intrigado por la calidad de este compilado de quince videos monocanales que se ofrecía a través de una simple televisión de 16 pulgadas, descubrí una forma de contemplación que cambió la percepción tradicional del arte que aún tenía. Se me informa que Graciela “Grata” Taquini es la tía del videoarte argentino, una historiadora y promotora de los nuevos medios de la escena argentina y latinoamericana.
Sobre todo, quería entender qué había detrás de la anécdota familiar de la tía, del cariño que le profesan sus amigos y que condensa en su persona los atributos de larga visión,inteligencia y solidaridad. Entonces, en el 2004, el Centro Cultural de España de Asunción me permite invitar a Graciela Taquini a Asunción para la muestra Asuanima, donde presentó un programa con artistas argentinos que llamó expresamente “Asunción del video argentino” y realizó una Clínica de Videocreación dirigido a artistas e interesados en el lenguaje del video arte y la experimentación audiovisual. Desde ese momento, los lazos de Graciela con el Paraguay se manifiestan sostenidamente, siguiendo y programando obras de nuestros artistas y enlazando redes de contacto entre nuestra escena y el mundo.
De alguna manera, y por todo lo dicho, Graciela ya es una tía del video guaraní.