VIDEO, YO VEO, AHECHA

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Edición de Brumaria 10, Madrid 2008

15/4/09

KARAI NORTE, cortometraje de Marcelo Martinessi






El viento llega del Norte

EL ÚLTIMO CORTOMETRAJE DEL DIRECTOR MARCELO MARTINESSI FUE ESTRENADO EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE BERLIN, BERLINALE, EN EL MES DE FEBRERO. EN MARZO, FUE ELEGIDO MEJOR CORTO IBEROAMERICANO EN EL FESTIVAL DE CINE DE GUADALAJARA, MÉXICO.

“Tenía un aire lejano, como si siempre estuviera de paso, o como si jamás llegara del todo a ninguna parte” . Arribeño del Norte, Carlos Villagra Marsal

Cuando llegaron a mis retinas las primeras imágenes en blanco y negro de Karai Norte de Marcelo Martinessi, no podía dejar de imaginar a mi país gracias a lejanos recuerdos de textos leídos en la adolescencia. Cuentos cortos que en su aparente simpleza ofrecían un dibujo potente sobre circunstancias adversas que atravesó el Paraguay, y cuyas vibraciones aún se escuchan en el presente.
Los artistas pueden devolvernos los más vivos reflejos de la realidad, muchas veces en clave melancólica o dramática, como en ésta obra audiovisual, cuyo origen es un cuento corto, Arribeño del norte, de Carlos Villagra Marsal, de 1953. Esta versión audiovisual nos permite recomponer, o dialogar, como dice Martinessi, con un tiempo pretérito, reconstruyendo episodios que no por ser ficción, son menos reales que sus protagonistas, correctamente trabajados.
El trabajo de Martinessi tiene un aspecto sorprendente, que es mostrarse de una forma arcaica, de recomponer una trama memoriosa sostenida por dos actores, uno profesional, Arturo Fleitas, y una anciana, Lidia viuda de Cuevas y que aparece por primera vez ante las cámaras. El arte cinemático de Karai Norte sumerge a un cine cercano al documento, los actores actúan naturalistamente, en un escenario real, pero en una ficción controlada. Por otro lado, el estado de contingencia y precariedad socio-económica retratado es capaz de resignificarse universalmente, apoyada en una caracterización costumbrista, deudora de la cultura popular.

CUADRO DE SITUACIÓN: DE ARRIBEÑO DEL NORTE A KARAI NORTE

El cortometraje Karai Norte presta igual atención a sus imágenes visuales en blanco y negro, como a las sonoras, y está narrado enteramente en guaraní. Recordemos que el cuento Arribeño del norte fue escrito en castellano y que el escritor recogió de fuentes de la tradición oral. Medio siglo más tarde, éste audiovisual vuelve a utilizar la lengua original en la que alguna vez Villagra recibió la(s) historia(s) para armar su relato; utilizándose hoy la traducción actualizada de Tadeo Zarratea.
El cuadro de situación actual es bien distinto, pero los ideales que inspiraron a un artista como Villagra siguen vigentes en la mirada de Martinessi. La cita literaria de la que se vale Martinessi forma parte de un mecanismo de construcción de una obra nueva, un método de búsqueda de un lenguaje audiovisual por el que desplazar el mundo literario hacia el exterior y sumarle colores propios.
Recontextualizar un cuento antiguo, devolver sus discretos colores al blanco y el negro funciona como un paisaje metafórico. El tratamiento formal incorpora experimentaciones como una textura granulada, de fotografía antigua, a partir de la transferencia de los negativos de 16 milímetros a treinta y cinco mm, tal como fue vista en la Berlinale 2009, situación que finalmente enriquece la percepción de la versión, a la manera de un documento fílmico antiguo.
La dirección de fotografía de Luis Arteaga, y la ordenación compositiva sobre la superficie de los cuerpos, los objetos y el paisaje es inolvidable. El sonido es claro, insistente y de altísima calidad: se escucha el galope del caballo, el crujir de la precaria cabaña de madera.
Y se siente el viento, que proviene del norte, como en el título original de la novela, golpeando el tembipurú 1 de hojalata sin descanso, que a estas alturas es un protagonista más. Como explica el director sobre este fenómeno atmosférico cálido “el viento Norte es para los campesinos el Señor Viento”.
Frente a la acción como motor de la narración cinematográfica, la cámara se dirige también a la periferia de la trama, para detenerse en planos generales como el paisaje espectral, en los ambientes interiores y las cosas que lo habitan. La cámara de Martinessi no es pasiva, es como una cámara intrusa, provoca con su presencia insistente una respuesta de tensión en los actores. Pareciera como si la película se hubiera atascado en un fotograma concreto, como por ejemplo en la inolvidable escena de la mujer peinándose.
Momentos en los que apenas pasa nada más que la cámara moviéndose entre los cuerpos de los actores que se dilatan en una intercambio de palabras, de miradas, o de una comida. El resultado son dos retratos vibrantes, el de una anciana dura y a la vez entrañable, resultado de un casting entre gente corriente de San Lorenzo; y el de un aplomado Arturo Fleitas, actor a quien no veíamos hace tiempo.

LA LARGA SOMBRA DE ESTA HISTORIA
Gracias a este cortometraje, se pueden seguir fragmentos de la vida civil conectadas con un momento histórico, y comprender el infortunio crónico del campesinado. Cabría también la caracterización del carácter estoico de una mujer rural y el épico de un aventurero, resignificado a través de un episodio mínimo, pero que sirve de lente de aumento para entender la construcción de nuestro presente sobre el sedimento de revoluciones, dictaduras o despojos.
Karai Norte contiene descripciones naturalistas sobre una forma de vida pre-moderna y aún vigente en la campiña, invocadas con una belleza que es a la vez romántica y terrible. El lado más sombrío y crepuscular de un ambiente campesino, alrededor de los tiempos de la Revolución de 1947, es el escenario del encuentro aparentemente fortuito entre dos personas.
El contexto que recrea Martinessi mantendría, a modo de reflexión para el presente, intacta la trama de rencores, la venganza, la destrucción del otro (por sus maneras de pensar o actuar) que movilizan las pasiones de sus personajes. Y que por supuesto, no solamente pueden ocurrir en Paraguay, sino en cualquier parte del mundo.
Un impresionante final, que quedará grabado en la memoria de más de uno, sería un intento del arte de pronunciarse sobre lo real, aquello que dicen los psicoanalistas es irrepresentable y sin forma. El jinete, sin apearse del caballo, va entregando una a una las pertenencias robadas a la mujer, y como colofón, un resto humano evidencia que estos trofeos han costado una vida.
Estentóreo en la inmensidad, un grito sin fondo imagina un crimen inimaginable fundido con el sonido de fuga del galope takata, takata, takata del karai vengador. Trofeo de este señor del infortunio, verdugo irracional que pinta de cuerpo entero el canibalismo, la venganza sin sentido, tragedia griega instalada en la siesta barrida por el viento Norte.
Símbolos artísticos como este cortometraje conforman una página interesante e inteligente de nuestra identidad, atractiva y apetecible para todos los ojos del mundo, como los extasiados durante la Berlinale 2009. Una historia delicada que conserva hasta el minuto diez y ocho un tono lento y melancólico, y que nos golpea en el último con un final de pesadilla.

Tembipuru: en guaraní, vajilla de uso doméstico, por ejemplo platos, cacerolas, vasos, etc.